Pablo Navarro (GH): “Del campo de Gibraltar se entra y se sale llorando.” Esa fue la frase que me dijeron
cuando me adjudicaron el IES García Lorca allá por el curso 2016-2017. Difícil
desempeño-compensatoria-bilingüe-comunidad de aprendizaje y que trabajaba en
base a varios proyectos de centro. Demasiadas cosas para asimilar nada más llegar.
En lugar de un claustro me encontré una piña. No una cualquiera, una que te abraza,
te apoya y te acoge. Rara era la semana en la que no te surgía la oportunidad para
enredar a alguien o dejarte enredar en alguna “liada” educativa de diversa índole, así
como tampoco era nada raro el buen ambiente que había en la sala de profes. Podría
ponerme más técnico, pero creo que no estaría plasmando mi impresión de aquel año.
Cuando Andrés me preguntó si iba a repetir, ahora puedo confesar que me costó
bastante decir que únicamente iba a estar un curso subiendo la cuesta que pasa por las
vías del tren hacia el Saladillo.
Ángel, Lorena, Gus, Espe, Sergio, Raúl, Aurora, Aza, Cristina, Maica, Javi, Rocío… Y
muchas más personas que me dejo (perdón). Fueron meses irrepetibles y de gran
aprendizaje para mí. Creo que nunca he vuelto a aprender a ese nivel, tanto de mis
compañeros/as, como del alumnado y el entorno. A pesar de haber estado solo un
curso, siempre que he cambiado de centro he intentado llevar ese espíritu conmigo.
Puedo decir que en el Lorca me hice profe.